la Diputación

Los jóvenes de Valleruela de Pedraza volvieron a bailar ante la Virgen de la Amparo

Varreruela de Pedraza y los pueblos de la comarca volvieron a volcarse en torno a la Virgen de la Amparo, que cuenta con una gran devoción en la zona. Unas 700 personas participaron en la tradicional romería por la que la imagen de la madre de Dios abandonó la iglesia de San Cristóbal para regresar a su ermita.

Como es tradicional, los jóvenes de la localidad bailaron ante la Virgen antes de su salida de la iglesia, durante el recorrido y formaron un espectacular arco en su entrada a la ermita. Vestidos con falda --algo habitual en otros pueblos de la zona como Orejana o San Pedro de Gaíllos--, pero portando un gorro peculiar tanto por su forma como por las plumas que lo adornan, los jóvenes volvieron a poner la nota de color en la jornada. A su baile de paloteo, se sumaron las chicas, quienes hace unos años se incorporaron al baile de la procesión ataviadas de segoviana, un cometido reservado hasta entonces a los chicos.

La ermita volvió a quedarse pequeña para asistir a la misa en honor a la Virgen de la Amparo, que ofició el párroco de Valleruela, Jaime Marulanda, acompañado por Juan Arnanz, Félix Arribas y Julián García, y en la que los danzantes volvieron a tener un sitio preferente. Tras la celebración, comenzó la subasta de las andas para sacar a la Virgen de la ermita, una operación que se repitió en diversos momentos de la jornada.

Tras los correspondientes pendones, las chicas ataviadas de segovianas y los danzantes formaron dos hileras, que junto a los dulzaineros de Valleruela de Pedraza sirvieron para abrir la procesión de la Virgen de la Amparo -con el niño Dios siempre en una de sus manos-, transportada en una pequeña carroza y empujada por varios devotos.

Unas 700 personas, llegadas de pueblos cercanos como Pedraza, La Velilla, Valleruela de Sepúlveda, La Matilla, Rebollo, Orejana o Arcones, acompañaron a la imagen en su recorrido, que estuvo presidido por el presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, y el alcalde de Valleruela de Pedraza, Gregorio Enebral. Les acompañaba el alcalde de La Lastrilla, Vicente Calle, quien es natural de Tejadilla, un núcleo dependiente de Valleruela de Pedraza.

La Virgen del Amparo llegó a la iglesia de San Cristóbal en la festividad del Corpus. La tradición dice que se la subía para pedir su intercesión contra el pedrisco en los campos.

Existe documentación fotográfica de la romería de la Virgen del Amparo de finales del siglo XIX, aunque es muy probable que el traslado se realizara ya con anterioridad, incluso varios siglos antes. El paloteo se perdió durante algún tiempo y se recuperó en la transición. Quizás por eso algunos de los mayores de la localidad que contribuyeron a restaurar esa tradición palotean también dentro de la ermita una vez que la Virgen está en su altar.

Es uno de los momentos más emotivos de la jornada. Los mayores demuestran su destreza en el paloteo. Justo antes se reza la salve al acompañamiento de la dulzaina de Gregorio García, de La Matilla, uno de los hombres, junto a su hermano, que contribuyó a recuperar los bailes.

Un aperitivo para todos los presentes cerró la romería. En otro tiempo los vecinos bajaban a los prados a comer, mientras los danzantes recorrían las distintas zonas para bailar delante de los comensales. Los más viejos del lugar aseguran que se instalaban hasta tres hornos de asar para poder dar de comer a tantas personas como acudían a la romería.